La Ventana

Ninguna brisa corre, ningún sonido inunda la habitación, la luz penetra tenuemente en lo oscuro de la estancia e ilumina un pequeña franja que se hace notar pálidamente entre el polvo del ambiente, aunque no llega ni siquiera a iluminar hasta la mitad de la habitación.

Me recuesto en mi cómodo sillón, de suaves tejidos, sin mirar apenas a la oscuridad que me rodea. El aire cargado entra en mis pulmones sin que yo pueda casi percibirlo, mas, empiezo a sentir un olor calido que proviene de algún lugar cercano, aunque a simple vista, los lóbregos muebles delimitan cual barreras intangibles que ese perfume pase de ser simplemente, una ilusión.

En ese incierto momento me recuesto en el sillón, para relajar mi mente de las perturbaciones que juegan ella. Mas en mis tristes ensoñaciones con los ojos entrecerrados pude ver, un brillante haz de luz que se dirigía hacia mi.

Mis ojos cegados por la potente luz, van acostumbrándose penosamente, hasta que por fin pudieron ver como el haz ya estaba casi encima de mi cabeza. De que me envuelve completamente con sus paredes de seda blanca, me siento embriago por una inconfundible sensación de paz, al ver, cual si se hubiera abierto una ventana, todo un paisaje que contrarrestaba, lo antes visto.

La nieve cubre todo hasta donde me alcanza la vista, que por desgracia no es mucho ya que las ondulaciones de las colinas me cortan, cual afiladas cuchillas, la visión del resto del paisaje, poniendo fin a mi horizonte.

Cerca de mi las ardillas, juegan y corren unas por las otras sin percatarse de mi presencia. Un pájaro canta incansable posado en una rama cubierta, como todo los árboles, por nieve, que por su peso cae formando estalactitas.

Veo caer ligeramente y con suavidad los pequeños copos de nieve, que, con su movimiento parsimonioso se depositan en el resplandeciente tapiz de blanquecino color, que recubre todo.

Aunque el paisaje es invernal, no siento ningún frío, la nieve no congela mis pies, no huelo el melancólico y fresco aroma del bosque, cuan si invisible cristal se interpusiera entre mi y esta esplendida visión, ¿o? ¿Quizás es solo una invención? ¿Mi mente trastornada creo esto, como un último paso hasta la locura?

En ese momento me percato, de que he pasado algo por alto. En frente mía, cuan saliendo de su marco de clara blancura, veo un roble viejo y desgastado, de retorcidas ramas que se extorsionan tortuosamente cuan si estuviera sufriendo en este momento y    de raíces que se hunden desesperadamente en la tierra. Lo cual trae a mi mente el recuerdo imborrable y sombrío de mi habitación.

Las ramas del anciano roble poseen como único enlace entre su marco y él, las características estalactitas de los demás, mas, pequeñas y brillantes gotas de agua van cayendo de cada una al gélido manto de nieve, lo que simula desde mi punto de vista, que el anciano roble llora.

Me contagia una tristeza inigualable al contemplar sus lágrimas caer, mas, solo es un árbol que de sentimientos carece, pensé yo.

Sigo contemplando al roble, un poco más aliviado si cabe, pero ese sentimiento no dura mucho, al ver, atónito, como unos pequeños hilos rubís, descienden desde las raíces del árbol por la fría nieve.

Mi mente se para en el momento en que comprendo por fin el significado de la imagen

En ese momento comprendo la verdad, mas nada mas pude hacer al aparecer recostado en el sillón de mi lúgubre habitación. Aun con un sabor amargo en la boca, miro a mi alrededor para comprobar que todo esta como antes, ¿o no? Solo algo ha cambiado.

La ventana que antes solo dejaba ver un pequeño haz de luz, se encuentra abierta de par en par y ahora, el calido reflejo acaricia mi pálida piel, como demostrando que ese tan raro sueño tuvo algo de real.

Por Buck